Fantasías

Imaginación, Creatividad y Fantasía en el continuum del Deseo Sexual:

“La relación sexual sana es un viaje que dura toda la  vida. Es un misterio que desvelamos con nuestra propia experiencia”.Wendy Maltz

En este capítulo desarrollaremos la incidencia de las fantasías sexuales y la imaginación en el continuum del deseo sexual.Varios autores han investigado sobre esta relación. Tendremos en cuenta las investigaciones y estudios de la Revista Mexicana de Psicología, a la Licenciada Esther Perel y al fundador del término “anorexia sexual”, Patrick Carnes.Además de Sigmund Freud y la sexóloga Maria Luisa Lerer.

2.1 Una medida de Actitud hacia las Fantasías Sexuales( HISF,Hulbert Index of Sexual Fantasy).

Según este estudio publicado en la Revista Mexicana de Psicología ( dic. 2005.Vol.22, Núm.2, 529-539), el deseo sexual está determinado por tres dimensiones diferentes: estructuras neurofisiológicas, disposición cognitivo-emocional y presencia de estímulos sexuales efectivos capaces de elicitar el deseo sexual ( Fuertes&López, 1997). Desde la Psicología, cobran especial importancia estas dos últimas. Según este planteamiento, es necesaria una disposición emocional y cognitiva que permita a una persona ser eceptiva  alos estímulos visuales; así, los rasgos de la personalidad, ciertos constructos relacionados con la sexualidad, como la  erotofobia-erotofilia o la culpabilidad sexual, y el estado de ánimo desempeñan un papel fundamental en la sexualidad humana. Existen datos de que las actitudes erotofílicas favorecen la vida sexual( Fisher, 1986;Fisher,Byrne, White& Kelley, 1988; García&Carrigan 1998), la culpabilidad sexual ejerce un efecto negativo sobre el comportamiento sexual ( Mosher, 1973; Mosher& Abrahamson, 1977; Trierweiler, 1996) y los estados emocionales caraterizados por elevados niveles de ansiedad y depresión interfieren en la satisfacción sexual( Barlow, Sakheim& Beck, 1983).

Sin embargo, además de estos factores enumerados, se requieren inductores eficaces de las sensaciones y sentimientos sexuales, tanto de la naturaleza externa (estímulos que llegan a través de los sentidos) como de naturaleza interna (pensamientos e imágenes). Entre estos últimos, las fantasías sexuales tienen un papel al menos tan relevante como la estimulación física. Según Leitenberg y Henning( 1995), las fantasías sexuales son cualquier tipo de imagen mental que cobra un significado  sexual o erótico para la persona. La mayoría de los individuos admite el uso de fantasías  sexuales durante su actividad sexual ( Nutter& Condron, 1983;Zimmer, Borchardt& Fischle, 1983) y su ausencia suele estar asociada frecuentemente a disfunciones sexuales 9 Nutter& Condron, 1985), por lo que constituyen una importante herramienta de ayuda en terapia sexual( Przybyla, Byrne& Kelley, 1983). No obstante , en algunos estudios también se ha planteado que determinados pensamientos sexuales pueden experimentarse como algo displacentero ( Byers, Purdon& Clark, 1998, Ortega& Sierra, 2004), de manera que puede hablarse de fantasías funcionales frente a fantasías disfuncionales, adoptnado estas últimas un carácter inaceptable, displacentero y egodistónico ( Sierra, Ortega& Zubeidat). De ahí la importancia no solamente de la presencia o ausencia de fantasías sexuales sino también de la actitud y modo en que se experimentan. En este sentido, es necesario contar con instrumentos adecuados que permitan evaluar tanto la frecuencia de las fantasías como la actitud del sujeto frente a ellas. En terapia sexual resulta oportuno valorar la actitud que presenta el paciente hacia las fantasías sexuales, pues una disposición negativa hacia ellas no solamente dará lugar a una baja frecuencia sino que dificultará el entrenamiento de las mismas como herramienta para la reducción de la ansiedad y para la mejora de la vida sexual ( Sierra& Buela- Casal, 2002). Además del HISF, existe el Sex Fantasy Questionnaire ( SFQ) ( Wilson, 1988) que incluye cuatro subescalas de fantasías sexuales( exploratorias: variedad sexual; íntimas: disfrute con la pareja sexual; impersonales: interés sexual por elementos impersonales; y sadomasoquistas: provocar o padecer dolor.

A la hora de trabajar con las fantasías sexuales en terapia sexual, el primer paso necesario sería conocer las actitudes del paciente hacia las mismas para a continuación, considerar la capacidad de fantasear y el tipo o contenido de las fantasías. En terapia sexual es relativamente frecuente encontrar a pacientes con actitudes negativas hacia diferentes aspectos de la sexualidad; una actitud negativa hacia las fantasías sexuales dificulta que la persona disponga y utilice estos pensamientos como herramienta útil en su vida sexual, estando claramente demostrado que su uso es beneficioso ( Fuertes& López, 1997; Nutter & Condron, 1985; Sierra, 2003), siempre que estos no tengan un carácter egodistónico ( Byers, 1998; Little& Byers, 2000). De ahí la importancia de contar con instrumentos fiables y válidos que evalúen las actitudes hacia las fantasías sexuales, como el HISF. Los resultados de este estudio no han revelado diferencias significativas entre hombres y mujeres en la disposición hacia las fantasías sexuales.

2.2  Fantasías: en el santuario de la mente erótica encontramos una ruta directa al placer

“El pan de los pobres”

Hasta hace poco tiempo, las fantasías sexuales tenían mala fama. Lo que algunas culturas consideraban pecado fue visto, más adelante, por la psicología moderna como una perversión, limitada a las personas insatisfechas e inmaduras. Incluso hoy muchas personas creen que las fantasías no son otra cosa que una pobre compensación para las frustraciones libidinosas. Creen que las fantasías sexuales que tenemos representan lo que queremos que suceda en el mundo real.

“Yo también solía tener la estrecha idea de que la fantasía era como el pan de los pobres: el alimento de los sensualmente empobrecidos. Me habían enseñado a tomar las fantasías como un síntoma de neurosis o inmadurez, o como  idealizaciones románticas teñidas de erotismo que nos impiden ver la verdadera identidad de nuestra pareja, y que socavan las relaciones de pareja de la vida real. Me encontraba atascada en el límite entre lo imaginario y lo real, en lugar de profundizar en la complejidad de la mente erótica. Afortunadamente, fui lo suficientemente curiosa como para preguntarles a mis pacientes sobre sus vidas de ficción. Sin embargo, una vez que me hablaron de ellas, seguía sin saber qué hacer con esa información. Era como mirar una fantástica película rusa sin subtítulos: no tenía idea de que se trataba, aunque podía apreciar la belleza de las imágenes.”  Perel,E.(2010) Inteligencia Erótica.

Con el correr de los años las ideas sobre este campo han evolucionada, y ahora consideramos las fantasías como un componente natural de una sexualidad adulta. Antes, el punto de vista reinante contemplaba las fantasías casi exclusivamente como compulsiones furtivas o como deseos perversos de una minoría insatisfecha. Hoy la visión al respecto se ha ampliado. El trabajo colectivo de filósofos y médicos, como Michel Foucalt, Georges Bataille, Ethel Person, Robert Stoller, Jack Morin, Michael Bader y decenas de ellos más, ha generado una oleada de cambios en cuanto a la comprensión de la profundidad y la  riqueza de la imaginación erótica: qué es y para qué sirve.

“En mi experiencia profesional ( Perel,E.), he llegado a percibir las fantasías como un valioso recurso imaginativo, ya sea cultivado de manera individual o de manera conjunta en la pareja. La capacidad de ir a cualquier lugar gracias a nuestra imaginación es una expresión pura de libertad individual. Es una fuerza creativa que puede ayudarnos a trascender la realidad. Al proporcionarnos una válvula de escape ocasional en nuestra relación de pareja, funciona como un poderoso antídoto contra la pérdida del deseo sexual en una relación. En pocas palabras, el amor y la ternura se enriquecen con un poco de imaginación”.

Las fantasías ( sexuales o de otra clase) también tienen propiedades medicinales y renovadoras casi mágicas. Restituyen los pechos robados en una mastectomía o nos permiten volver a caminar como lo hacíamos antes de un accidente que nos dejó parapléjicos. Nos hacen volver  atrás en el tiempo, lo que nos permite ser jóvenes otra vez. Nos  traen recuerdos de cuando hacíamos el amor apasionadamente con la misma pareja que ahora luchamos por erotizar. A través de las fantasías reparamos, resarcimos y transformamos. Por unos momentos, estamos más allá de la realidad de la vida y , por ende de la realidad de la muerte.

“Cuanto más escucho e investigo, más aprecio la habilidad de la fantasía : su energía, su eficiencia imaginativa, sus cualidades curativas y su poder psicológico. Nuestras

fantasías combinan la singularidad de nuestra historia personal con el amplio alcance de la imaginación colectiva. Los viajes mentales de nuestros deseos tienden un puente entre lo posible y lo permitido. La fantasía es la alquimia que transforma este revoltijo de ingredientes psíquicos en el oro puro de la excitación erótica.

Las fantasías son el camino ingenioso que nuestra mente creativa recorre para superar toda clase de conflictos relacionados con el deseo y la intimidad. El psicoanalista Michael Bader explica que en el santuario de la mente erótica encontramos un espacio psicológico seguro para desatar las inhibiciones y temores que nos perturban. Nuestras fantasías nos permiten negar y deshacernos de los límites impuestos por nuestra propia conciencia, nuestra cultura y nuestra imagen de nosotros mismos.

Las fantasías sexuales incluyen cualquier clase de actividad mental que genere deseo e intensifique el entusiasmo. No es necesario que estos pensamientos sean gráficos ni que estén bien definidos. A menudo carecen de cohesión: son más sensaciones que imágenes, más sensuales que sexuales. Prácticamente cualquier cosa puede infiltrarse en nuestra imaginación erótica: recuerdos, olores, sonidos, palabras, momentos específicos del día, texturas… todo puede ser considerado una fantasía siempre y cuando ponga en movimiento la rueda del deseo.

La fantasía es un mapa del deseo, la maestría, la evasión y lo oculto; es la ruta de navegación que inventamos para conducirnos entre los arrecifes y los bancos de la ansiedad, la culpa y la inhibición. Es una labor de la conciencia aunque responde a nuestras presiones inconscientes.

Lo que es fascinante no es sólo qué extrañas son las fantasías, sino qué incomprensibles: cada una nos brinda una imagen coherente y consistente de la personalidad-el inconsciente-de la persona  que la inventó, aunque sea persona crea que se trata de un capricho aleatorio del momento.

2.3 Hablar o callar:

Las paradojas simbólicas y la irracionalidad de nuestras imágenes eróticas mentales nos permiten vislumbrar, de  la manera más fascinante y reveladora, nuestras propias profundidades. Las fantasías expresan verdades acerca de nosotros que, de otra manera, serían difíciles de conocer. Nos muestran tal como somos y, a su propia y misteriosa manera, expresan nuestros deseos más profundos.

Sin embargo, cuando llega el momento de hablar de nuestras cavilaciones interiores, la mayoría de nosotros tenemos los labios extremadamente sellados, incluso ante nuestra pareja(o, tal vez, especialmente ante nuestra pareja). En una época en la que la intimidad se articula alrededor de la revelación de verdades personales incómodas, el silencio erótico, como norma, se mantienen firme. Aunque tal vez nos sintamos cómodos al hablar de lo que hacemos, somos muy pocos los que deseamos revelar qué es lo que pensamos cuando lo estamos haciendo.

En el nivel más básico, nuestra reticencia proviene simplemente de la vergüenza. A la mayoría de nosotros nos enseñaron desde muy pequeños a guardarnos nuestros pensamientos para nosotros mismos y a mantener nuestras manos lejos de nuestro cuerpo.

Al no saber qué es lo que están pensando y haciendo los demás, no tenemos ningún referente con el cual compararnos, no tenemos manera de saber si somos normales o no. Tenemos miedo de ser diferentes y, por ende, pervertidos.

Este problema sería menor si nuestra imaginación erótica se comportara mejor y estuviera más en línea con nuestra personalidad pública.

A  menudo, aquello que nos excita choca con la imagen preferida de nosotros mismos o con nuestras convicciones morales o ideológicas. Así, encontramos a la feminista que ansía ser dominada; a la supervivientes de abusos sexuales que inyecta en su erotismo personal sus propias experiencias traumáticas; al marido que fantasea con la niñera para aumentar el disfrute con su esposa; a la madre que el contacto de su piel con la del bebé es sensual y … erótico.

Pensamos que algo debe andar mal en nosotros por tener pensamientos tan lascivos: creemos que esta clase de fantasías no puede formar parte no puede formar parte de la vida erótica de una mujer felizmente casada; que la dominación y el tratar al otro como un objeto no pueden ocupar un lugar legítimo en la mente de un padre y marido respetable.

Cuanto más incómodos nos sentimos ante el contenido de nuestra imaginación erótica, mayores son la culpa y la vergüenza que sentimos, y más poderosos son nuestros censores interiores. De hecho la imaginación erótica se alimenta de una gran cantidad de sentimientos que están lejos de lo correcto: agresividad, lujuria ciega, necesidades infantiles, poder, venganza, egoísmo y celos.

Las fantasías son complejas creaciones psíquicas, cuyos contenidos simbólicos no deben traducirse de manera literal. Tienen la extraordinaria capacidad de resolver más de un asunto a la vez. Para muchas mujeres, la simulación de situaciones de seducción forzada constituye una válvula de escape segura de la agresividad sexual. La agresividad sexual femenina contradice de tal manera nuestros conceptos culturales sobre la feminidad que sólo podemos liberarla mediante estas transposiciones imaginarias: dejando que él, el atacante inventado, exprese la agresividad que tantas mujeres se resisten a expresar por sí mismas. El terapeuta sexual Jack Morin pone el centro de atención en que los violadores que aparecen en las fantasías son notablemente pacíficos. En las fantasías, la violencia es reemplazada por delicadeza. A través del hombre tierno, las mujeres pueden experimentar de manera segura los placeres de la dominación saludable y la entrega poderosa.

El sexo se convierte, al mismo tiempo, en una forma de arrojar luz sobre los conflictos que atañen a la intimidad y el deseo, y en una manera de comenzar a reparar esas grietas destructivas.

Esther Perel comenta en su libro “Inteligencia Erótica” que algunas parejas encienden su erotismo al contarse sus fantasías o al representarlas…..dice” les permite estar con alguien nuevo sin necesidad de irse a ninguna otra parte. Es una forma de crear multiplicidad a partir de la monogamia”. “La revelación no es un componente necesario del trabajo con las fantasías.” ”Yo no soy defensora del enfoque que implica contarlo todo. Tal vez prefiramos guardar nuestras fantasías para nosotros mismos, y no por vergüenza, sino por ser vagamente conscientes de que exponerlas a la luz podría hacer que queden desfasadas. Por otro lado, tal vez sea más sabio soñar solos, ya que puede ser que no estemos en sintonía erótica con la persona que amamos”, comenta Perel.

Las fantasías permiten que personas desconocidas nos ayuden a eludir las ambigüedades del  deseo y las contingencias del amor. Pero entrar en el mundo de fantasía de nuestra pareja requiere tener mucho sentido de la otredad. Algunas personas disfrutan espiando desde detrás de las cortinas las fantasías sexuales secretas de su pareja; para otras resulta desastroso, pues no sólo no enriquece la complicidad erótica, sino que la daña. Invitar a alguien a lo más recóndito de nuestra mente erótica es arriesgado. Cuando la fantasía es mal acogida, puede resultar devastadora, pero cuando es recibida de un modo que haga que nos sintamos reconocidos y aceptados, puede ser extraordinariamente fortalecedora. Mientras que la fantasía puede no ser en sí misma un lugar para la intimidad, el hecho de revelarla expresa y fomenta amor profundo y confianza.

Al mismo tiempo, entrar en el espacio mental erótica de los demás requiere un esfuerzo de comprensión, y un considerable grado de alteridad afectiva. Tal vez no nos guste lo que escuchemos. Este nivel de objetividad compasiva no es fácil de lograr, especialmente en lo que se refiere al deseo. Si nuestra pareja se excita sexualmente con algo ajeno a nosotros, lo que sea, la tentación es juzgar primero y formular preguntas después, si es que las hacemos. Lo que comienza como una pregunta abierta puede degenerar rápidamente en un repliegue de mutua autodefensa. Cuando la mentalidad erótica se siente criticada, se esconde. Si ya no es privada, se vuelve hermética.

“Yo soy partidaria de la privacidad”, dice Perel, “Y prefiero un enfoque cauto en lo que concierne a la revelación de la sexualidad personal”. El explorar el propio erotismo no significa hacerlo público, y reconocer las propias necesidades no significa tener que compartirlas en detalle. Existen muchas maneras de incluir a nuestro Yo erótico en nuestras relaciones sexuales: no siempre son necesarias las palabras o las presentaciones en sociedad. Cómo manejar este asunto dependerá de cada relación de pareja en particular y de la compatibilidad de sus miembros.

Nuestros tabúes culturales acerca de las fantasías eróticas son tan fuertes que , para mucha gente, la mera idea de hablar sobre ellas genera ansiedad y vergüenza. Sin embargo, las fantasías son mapas de nuestras preocupaciones psicológicas y culturales, y  explorarlas puede darnos mayor conocimiento de nosotros mismos, lo cual es un importante paso para el cambio. Cuando restringimos nuestros espacios eróticos interiores, nos quedamos con un sexo truncado, desprovisto de vitalidad, y que no es necesariamente íntimo. Lo que las personas no logran ver es que las relaciones sexuales sosas y aburridas se deben a que la imaginación ha sido desconectada precisamente así.

Nuestra imaginación erótica constituye una expresión exuberante de nuestra vitalidad y es una de las herramientas más poderosas que tenemos para mantener con vida el deseo. El darle voz a nuestras fantasías puede liberarnos de los numerosos obstáculos sociales y personales que se encuentran entre nosotros y el placer. El comprender lo que nuestras fantasías hacen por nosotros nos ayudará a entender qué es lo que buscamos, tanto sexual como emocionalmente. En nuestras ensoñaciones eróticas encontramos la energía que nos ayuda a mantenernos apasionadamente conscientes de nuestra propia sexualidad.

2.4 Fantasías masculinas:

La pornografía heterosexual, en su mayoría producida por y para hombres, se ocupa principalmente de aquello que el sociólogo Anthony Giddens denomina “alta intensidad sexual , baja emoción”. En parte, cumple con la necesidad de muchos hombres de compartimentar sus vidas en cuanto a lo sexual y lo emocional, y se separar sus relaciones de pareja estables de sus impulsos irrefrenables. Pero también tienen un propósito adicional que no se nota a simple vista. Mientras que los detractores del porno se centran principalmente en la agresividad y violencia de la sexualidad masculina, Giddens afirma que la potencia masculina que se muestra en estas historias es un consuelo manifiesto por las inseguridades masculinas, ya sean sexuales o de otra clase. Los personajes femeninos que aparecen en buena parte de la pornografía ( y que son vulnerables) neutralizan la vulnerabilidad masculina, porque siempre son totalmente receptivas y están absolutamente satisfechas. El hombre nunca siente la sensación de no estar  a la altura requerida, ya que la mujer se encuentra en un estado de éxtasis supremo que es  enteramente atribuible a él mismo. De esta manera, ella confirma su virilidad.

Freud en “Tres Ensayos de la Teoría sexual” (1905), nos aclara el punto de la división entre lo sexual y lo emocional, él lo llama “La corriente tierna y la corriente sexual”. En la pág 181,” Los dos tiempos de la elección de objeto”, dice: “La elección de objeto de la época de la pubertad tiene que renunciar a los objetos infantiles y empezar de nuevo como corriente sensual. La no confluencia de las dos corrientes tiene como efecto hartas veces que no pueda alcanzarse uno de los ideales de la vida sexual, la unificación de todos los anhelos en un objeto.”

Y en “ La metamorfosis de la pubertad” agrega “La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la exacta coincidencia de las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexuales: la tierna y la sensual”.” Todas las perturbaciones patológicas de la vida sexual han de considerarse, con buen derecho, como inhibiciones del desarrollo”.

2.5 Mito: Las mujeres no pueden tener Fantasías sexuales:

María Luisa Lerer, licenciada en Psicología y Presidenta de la Asociación Argentina de Sexualidad Humana, nos dice en su libro “Sexualidad Femenina”, mitos, realidades y el sentido de ser mujer,:

“Así como a la mujer se le negó el placer sexual durante muchísimo tiempo , de la misma manera- y como consecuencia directa de ese pensamiento represor-  se le negó la posibilidad y la capacidad de desarrollar fantasías eróticas estimulantes.

El razonamiento era el siguiente: si la mujer no debía disfrutar con el sexo, si el orgasmo sólo lo alcanzaban las ninfómanas y las deshonestas, para qué iba a necesitar poner en marcha su imaginación con escenas excitantes que contribuyeran a ese placer prohibido.

Más adelante, cuando la represión instalada sobre la mujer empezó a aligerarse, cuando ya en nuestro siglo se empezó a aceptar que ella podía tener una armoniosa relación sexual con su marido, la idea de que pudiera tener fantasías en su vida cotidiana o durante el coito, seguía pareciendo inaceptable. Se daba por sentado que esas fantasías- en todo caso- eran cosa de varones, y que si la mujer las generaba era una frustrada que, poco menos, estaba cometiendo adulterio.

Esto, sin duda, venía muy ligado al tema de la doble moral y de los mayores derechos adjudicados a los representantes del sexo masculino.

Con esta historia de que la mujer era pasiva, se dejaba hacer, y otros mitos, se pretendió ignorar no sólo la enorme capacidad de goce de la mujer sino también su rica fantasía y la afrodisíaca influencia que esas imágenes mentales podían llegara ejercer sobre el logro y el acrecentamiento del placer.

Por supuesto, aunque con culpa y en secreto- creyendo que era algo que sólo les pasaba a cada una de ellas- las mujeres tenían sueños, ensueños y fantasías que las erotizaban. Hace pocos años, Nancy Friday se rebeló contra la afirmación de su terapeuta que la trató de anormal cuando le relató sus fantasías sexuales, y decidió hacer una investigación por su cuenta. El resultado fue un libro ( “El jardín secreto”), donde decenas de mujeres cuentan las más libres, delirantes, creativas, barrocas y variadas fantasías sexuales.

Por cierto, muchas mujeres influidas por la cultura, las presiones, las convenciones, la educación, los mitos y los tabúes, no pudieron sustraerse a determinados estereotipos. Parece entonces lógico que una mujer que recibió de su madre el mensaje de que el sexo era algo sucio, impuro y vergonzoso, se imagine que es obligada a consumar el acto sexual atada de pies y manos a los extremos de la cama. Total, si es obligada no tiene culpas y puede gozar tranquila. Pero también hay mujeres heterosexuales que tienen fantasías con otras mujeres, con actores de cine, con situaciones de peligro, con escenas literarias o cinematográficas que las han impresionado eróticamente.

Dejar volar la fantasía libremente no quiere decir que una va a llevar esos actos a la realidad. No hay motivo, pues para que una mujer se sienta culpable por dejar en libertad su imaginación en el terreno erótico. Y es asunto de ella si reserva para sí esas fantasías o las confía a su compañero. Por supuesto, existen parejas donde el entendimiento y la confianza mutuos permiten que ambos intercambien fantasías, sacando partido de sus efectos excitantes, y sabiendo perfectamente que son inofensivas y pasajeras. Es bueno saber que tener fantasías no es una aberración sino un complemento estimulante, un buen sistema para romper con la rutina y disfrutar con más intensidad, un espacio de libertad donde todo es posible.

2.6 Fantasear, imaginar, volar:

Fantasear es la facultad de dar forma mental por medio de la imaginación a algunos ideales o ilusiones. Es normal que la mujer, que vivió durante mucho tiempo la sexualidad encerrada en la procreación, sienta mayor necesidad de fantasear que e varón. Nancy Friday, que investigó intensamente este tema, sostiene que “’este no es un grito frustrado de las mujeres, sino que la mayoría de las veces es una necesidad psíquica de explorar más completamente lo que nos fue negado de pequeñas”( The Secret Garden).

Atacadas por la cultura represora, algunas mujeres no se permiten gozar de sus fantasías, creyendo que se trata de una traición a sus compañeros, o de una perversión, siendo que en realidad esta práctica constituye una de las experiencias más liberadoras que existen. El soñar despiertas es algo normal, e incluso, muy valioso para mantener relaciones sexuales sin tensión. Helen Kaplan, aconseja a sus pacientes que se abandonen a sus fantasías y si no las tienen, que se estimulen leyendo literatura erótica.

Durante  mucho tiempo se pensó que el gran potencial erótico imaginario de la mujer era resultado de su frustración, debido al papel pasivo que “necesariamente” tenía que desempeñar  y también se lo atribuyó a desviaciones psíquicas. Pero fantasear no significa que se quiera llevar a la práctica todos estos sueños; aunque aquellos que no son crueles ni dañinos, puedan hacerse realidad. A veces, cuando esto ocurre, los hechos no resultan tan eróticos como en los sueños. Por ese motivo, algunas mujeres prefieren guardárselos para sí mismas.

Las fantasías actúan alimentando el erotismo y el acto sexual. Sirven para investigar y profundizar todo aquello que todavía nos asusta de la realidad y pueden, asimismo, ser un valioso elemento de comunicación y mutuo conocimiento.

A veces las fantasías femeninas responden a la cultura machista. Por eso surgen ensueños d violaciones o maltratos. Estos nacen de los modelos masculinos violentos de sexualidad, en los cuales las mujeres somos las sometidas. También pueden surgir de la necesidad psicológica de desculpabilizar el placer, pues a través de la fantasía de la violación, u otras semejantes, la mujer puede gozar sin sentirse “impura”, ya que lo hace de forma obligada. Son muchos estos estereotipos de fantasías que surgen de expectativas machistas, tales como la “geisha”, la virgen, la prostituta, etc… Es lógico que ocurra esto pues, a la mujer le han inculcado sistemáticamente que el camino del goce pasa por la  sumisión. Pero la mayoría no desea realmente pasar por experiencias sexuales dolorosas y violatorias.

No creo que sea correcto intentar reprimir las fantasías masoquistas, sino más bien reflexionar acerca  de ellas. Un buen camino es conversarlo con otras mujeres y pedirles que también cuenten las suyas. La mujer, a medida que va ganando libertad y confianza en sí misma, descubre nuevos ensueños en los cuales ya no aparece como maltratada, violada o sometida por el varón. Si nos permitimos fantasear, y analizamos y conversamos estos ensueños, iremos encontrando juntas, en forma paulatina, un imaginario sexual que nos pertenezca.

Ahora bien, si las fantasías son sistemáticamente utilizadas para evadirse de la realidad sexual concreta, pueden estar señalando que algo no anda bien. Pero si no hay disfunciones o patologías, las fantasías cumplen una función liberadora, estimulante y afrodisíaca y son de gran utilidad para el autoconocimiento, actuando como reacción en cadena. Añaden valor a la realidad, alimentándola. Además , en mujeres preocupadas por temas ajenos al acto sexual- sueldo, stress, resfrío de los chicos, etc.- las fantasías ayudan a bloquear estos pensamientos y a entregarse al goce.

Para aquellas que nunca fantasearon sexualmente, el obtener placer de los ensueños puede llevarles un tiempo. Pero tienen inmensas posibilidades de aumentar su sensualidad si se atreven a experimentar con ellos. Lerer,M.L.(1986).

2.7 Comprender el Papel de la Fantasía en la  Anorexia Sexual:

Mediante la fantasía, una persona puede transformar el mundo real en lo que le guste, al margen de lo breve e improbable que eso real pueda ser .Aunque es sólo una excursión mental imaginaria, la fantasía puede ayudar a mucha gente a encontrar diversión, aventura, confianza en sí misma y placer.

Desde la niñez en adelante, mucha gente tiene fantasías sexuales que sirven para una variedad de funciones y producen una amplia gama de reacciones, algunas placenteras o risueñas, otras embarazosas o perturbadoras. A Veces, puede ser difícil distinguir la fantasía sexual del deseo sexual. Así como la noción de que tenemos hambre y el pensamiento de qué tipo de alimento nos gustaría comer pueden mezclarse, nuestro apetito sexual puede combinarse con pensamientos sobre cómo puede obtenerse satisfacción sexual. Aunque una fantasía puede ser valorada estrictamente como una pieza de ficción en oposición a la visión previa de una realidad esperada, esta distinción no siempre se sostiene. En algunos casos, la fantasía sexual expresa el deseo sexual, mientras que en otros provoca el deseo sexual que no requiere necesariamente el acto fantasioso para su satisfacción.

Las fantasías sexuales varían ampliamente. Alguna gente tiene la fantasía de ser una persona seducida por una persona mayor y más mundana o en cambio, la de ser el corruptor de una persona joven e ingenua. Algunos se excitan pensando en parejas múltiples, o en  contactos homosexuales ( una fantasía bastante común entre mujeres y hombres heterosexuales), o en el deseo de ser dominados( o de dominar) durante el acto sexual, o de hacer el amor en un ambiente idílico, o en mirar a otros durante sus relaciones sexuales, o en el intercambio de parejas, o en tener contacto sexual con autoridades que representan un tabú, como maestros, líderes religiosos, jueces o médicos. Cualquiera sea el significado que puedan tener  estas fantasías, con frecuencia están ligadas con las prohibiciones tempranas. Las fantasías son una forma de desaprobar las fuerzas de represión y de declarar nuestra independencia.

Así como los niños dan rienda suelta a suelta a su curiosidad y su creatividad cuando simulan, las fantasías sexuales de la gente también concitan estos elementos. El deseo de conocer algo que todavía no se ha experimentado, que es prohibido o aparentemente inalcanzable, es a menudo una característica clave de la fantasía sexual. Por ejemplo, una mujer casada que ha sido siempre fiel a su marido, puede hacer fantasías sobre una aventura extramatrimonial, o un adolescente puede hacer fantasías con  hacer el amor con una mujer que aparece en la página central de Penthouse. En ambos ejemplos, la fantasía no significa necesariamente que la persona quiere participar realmente en la conducta objeto de su fantasía.

2.8 Las Funciones de la Fantasía Sexual:

Las fantasías funcionan en niveles muy diferentes para levantar nuestra autoconfianza, para poner una válvula de seguridad a los sentimientos reprimidos o para aumentar la excitación sexual. También pueden permitirnos triunfar sobre fuerzas que han perturbado nuestro mundo cotidiano.

La fantasía y el deseo sexual menudo se combinan. Generalmente, la gente con bajos niveles de deseo sexual tienen pocas fantasías sexuales y a menudo se benefician con el tratamiento que los ayuda formar fantasías positivas.

Para algunos, el uso de la fantasía brinda un impulso inicial para que las cosas se encaminen. Otros usan la fantasía para avanzar de un nivel sexual moderado a un estado más apasionado. Las fantasías sexuales también pueden realzar las partes psicológicas y fisiológicas de la respuesta sexual de muchas maneras. Pueden contrarrestar la rutina, enfocar los pensamientos y los sentimientos (para ayudarnos a evitar distracciones o presiones), alimenta nuestra propia imagen ( en nuestras fantasías  podemos asumir los atributos físicos deseados y no necesitamos preocuparnos por el tamaño de los pechos o del pene, o sobre nuestro peso), y nos proporciona una pareja ( o parejas) ideal que se adapta a todas nuestra necesidades.

Las fantasías sexuales también pueden brindar un ambiente seguro y protegido para comprometer la imaginación y permitir que nuestros sentimientos puedan vagar. Son seguras porque son privadas y ficticias. La intimidad asegura que las fantasías no se puedan descubrir, mientras que la calidad ficcional de nuestra fantasía nos releva de responsabilidad personal.

Otra característica de seguridad de las fantasías reside en que es posible controlarlas, hasta el punto de poder interrumpirlas abruptamente si se vuelven incómodas o amenazantes. Sin esa seguridad, es probable que el valor erótico de las fantasías de mucha gente disminuiría sustancialmente.

La fantasía sexual puede aumentar enormemente nuestro repertorio erótico. Nos ayuda a conectarnos con nuestro disparador personal de la pasión; cuando forma parte de una relación sexual plena, en absoluto es señal de sexualidad inmadura o frustrada.

Es importante considerar si nuestras fantasías sexuales deben ser mantenidas en secreto o compartidas con nuestra pareja.

Todos necesitamos proteger algunas islas de intimidad, pero también tenemos que correr algunos riesgos y permitir que nuestro amante sepa qué nos excita. Muchas veces encontraremos que nuestra pareja está de acuerdo. Aunque nuestra pareja no comparta nuestra inclinación erótica particular, él o ella deben abrirse y compartir con el otro sus fantasías. Compartir las fantasías abre posibilidades de más intimidad y más libertad para la experimentación.

Quizás a usted le resulta difícil tolerar la vida de fantasía de su pareja y se pregunte porqué la vida real no es suficiente para satisfacerla. Es como si tuviera un competidor silencioso a la altura del cual nunca podría estar. Esta línea se fundamenta en la falsa premisa de que usted es el responsable de excitar a su pareja. Tampoco reconoce que todos tienen una vida de fantasía secreta que puede ser más intensa que la del amante, y que el hecho de que su pareja disfrute con la fantasía no significa que usted sea inadecuado. El hecho de que su pareja incorpore por primera vez una fantasía personal en su relación puede significar que usted es muy especial. Aunque el contenido de la fantasía puede no tener nada que ver con usted, el acto de compartirla sí lo tiene.  Carnes,P.(1997).

2.9 La fantasía y el ciclo de respuesta sexual:

Una forma de acercarse a la fantasía o imaginación es desarrollar fantasías que puedan resultar de ayuda en cada fase del ciclo de respuesta sexual .

La fantasía en la fase de excitación:

-Decidir las condiciones o escenarios de la fantasía.

-Pensar en actividades nuevas o poco familiares.

-Crear nuevos rituales e imaginar esos rituales en funcionamiento. Prestar atención a las fantasías que crea: alguna puede conectarlo con grandes problemas relacionados con su familia de origen y sus relaciones.

-Imaginar los puntos del cuerpo que usted considera como sensibles a la excitación.

– Crear una línea argumental de la fantasía. La línea argumental es lo que sucede entre usted y su pareja. Parte de lo crea excitación es el riesgo.

– Recuerde que usted está   buscando progreso, no perfección. Usted sólo está tratando de crear una nueva imaginación que resulte excitante. El objetivo es divertirse, jugar. No lo intente con demasiada intensidad.

 La fantasía en la fase de la meseta:

-Decidir lo que usted imagina que puede conservar o prolongar la experiencia de la meseta. En  este estadio están  involucrados el conocimiento de usted mismo y la exploración.

-Imaginarse hablando, expresándose. Imagine qué le diría a su pareja.

-Pensar en actividades lúdicas que protejan la excitación. Los sentimientos de pasión y excitación pueden, por supuesto mantener la meseta. Recuerde que la pasión requiere estar abierto, es decir vulnerable. Implica correr un riesgo: estar lo suficientemente abierto y vulnerable para entregar, particularmente en una situación tan íntima.

-Imaginar formas de poner en juego todos los sentidos.

-Imaginar y crear “símbolos del momento”. Crear símbolos hará aún más especial ese momento de placer extendido anterior al orgasmo.

 La fantasía en la fase del orgasmo:

-Crear una fantasía funcional. En otras palabras, su fantasía debe permitirle alcanzar el orgasmo con ella. Si su fantasía no produce impacto, ¿ para qué tenerla? El orgasmo crea un profundo placer. Pero muchos de nosotros hemos crecido con reglas contra el placer. La fantasía es una excelente manera de “actuar como si” usted estuviera experimentando el placer que pensaba le estaba prohibido.

-Imaginar varias posiciones para el orgasmo.

-Imaginar y crear confianza. Para que el orgasmo funcione, ambos miembros de la pareja necesitan sentirse seguros y confiados porque el orgasmo básicamente requiere entregarse y sumergirse en la pasión. Es un profundo acto de confianza. Los franceses tienen una denominación para el orgasmo: la petit mort, que significa “la pequeña muerte”. En un sentido, el orgasmo tiene que ver con la pérdida del yo. Una pequeña parte mía “muere” para que yo pueda hacer esto. ¿ Podemos aceptar esa experiencia cumbre en la que “morimos” un poco al alcanzarla? ¿ Está bien ser totalmente nosotros mismos? Nuestro cuerpo, ¿ nos llevará por ese camino? Si permitimos que la pasión se apodere de nosotros, ¿ estaremos seguros?  Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos si todo esto es aceptable.

La fantasía en la fase de resolución:

-Fantasear e imaginar bastante tiempo para gozar de la belleza del período de recuperación sexual. Imaginar y crear un espacio de tiempo para formar verdaderamente parte de ello.

– Imaginar el papel del tacto. El tacto es una forma de estar conectado con su pareja. En el estadio de la resolución, puede surgir el temor de quedar conectados. Esto puede parecer ilógico, pero mucha gente ha tenido malas experiencias con el sexo y con sus relaciones; su temor a la conexión es entonces válido. Una buena prueba de la salud del sexo es examinar nuestros sentimientos posteriores. Si nos sentimos bien, podemos estar bastante seguros de que estamos en una situación saludable. Si inmediatamente sentimos remordimiento y los sentimientos se cierran, necesitamos obtener ayuda.

-Es en este estadio que la gente alcanza la comprensión de la espiritualidad y del significado. “Esta persona significa mucho para mí y es notable lo que podemos hacer juntos”, por ejemplo. Aquí podemos recibir algunas ratificaciones obvias de los sentidos pueden ser puertas que nos conducen a una conciencia más alta.

Lic. Dolores Rueda

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