Sexo después de los 60

¨El Segundo Idioma del Sexo¨

¨Cuando la gente es joven y recién se acostumbra a la sexualidad, el sexo tiende a ser urgente y explosivo y está muy involucrado con el placer físico y, en muchos casos, la concepción de los hijos. Esto es el primer lenguaje del sexo. El biológico e instintivo, con fuerzas potenciales estimulantes y energizantes . Este lenguaje se puede estudiar y medir; uno puede tabular la respuesta física, la frecuencia de los contactos, las formas de las expresiones, las posiciones sexuales y las habilidades físicas en el acto amoroso. Pero el sexo no es sólo un asunto de atletismo y producción. Alguna gente joven reconoce esto en forma temprana y simultáneamente desarrolla un segundo lenguaje del sexo a la vez físico y comunicativo y emotivo. Otros continúan durante mucho tiempo en el primer lenguaje, algunas veces durante toda su vida, y otros, solo hasta que comienzan a ver sus limitaciones y desean algo más.

Este segundo lenguaje se aprende ya que no es instintivo y a menudo está muy subdesarrollado puesto que depende de su capacidad para reconocer y compartir sentimientos con  palabras, acciones, y percepciones no habladas, y para conseguir una ternura y consideración entre usted y la otra persona. En su forma más rica el segundo lenguaje se hace altamente imaginativo y creativo con generosas posibilidades de nuevas experiencias emocionales. Sin embargo es un arte de lento desarrollo que se adquiere deliberada y trabajosamente  a lo largo de años de experiencia en dar y recibir.

La edad madura es la época en que la gente comienza a hacer un inventario de sus vidas, reconsiderar sus relaciones personales, revaluar su sexualidad, reconsiderar sus tareas y compromisos sociales y espirituales. La jubilación es otra época  en que se realizan revaluaciones.

Pero estas edades pueden ser tan constructivas como peligrosas, y el segundo lenguaje del sexo tiene mucho que ofrecerle si desea orientarse hacia nuevas direcciones en su vida personal. La ternura compartida, así como la calidez, el humor, la diversión, la ira, la pasión, la congoja, la camaradería, el temor, y todos los sentimientos concebibles pueden tener un flujo y reflujo en la relación sexual cuyo desarrollo ha madurado hasta ese nivel.

Parte del secreto para adquirir el segundo lenguaje reside en aprender a dar. Recibir es mucho más fácil pues plantea menos demandas. Pero el hábito de tomar exclusivamente apaga el impulso de retribuir. Dar no es una interminable donación de sí mismo a otros sin esperar nada en retorno. Tampoco es una transacción económica realizada con la expectativa de un intercambio equitativo. El dar sanamente no incluye la esperanzada y humana anticipación de que algo igualmente bueno nos será devuelto, sino también los placeres inherentes a dar sin tener en cuenta la retribución.

El segundo lenguaje implica sensibilidad, sugiere la posibilidad de renovar el amor todos los días. Exige conocer lo que le agrada a su pareja y a usted. Implica tanto ser juguetón como pasional, y charlar, reír, burlarse, compartir secretos, recordar, decir chistes, hacer planes, confesar temores e incertidumbres .

Si se insinúa el aburrimiento en la pareja, ambos deberán reconocerlo, es el momento de buscar o escuchar los sentimientos más profundos de cada uno y resistir activamente los empujes del hábito. Las rutinas y  responsabilidades pueden enturbiar el impulso de una verdadera charla y usted debe resistir la tentación de retirarse a su propio mundo individual.

El segundo lenguaje del sexo puede ser desarrollado por cualquiera que desee intentarlo. Vemos a diario en nuestra actividad profesional , personas de edad avanzada que han luchado  toda su vida para superar obstáculos, ganarse el sustento, criar una familia y sacrificado sus vidas privadas en pos de este proceso. No importa. El amor y el sexo están siempre allí para ser redescubiertos, mejorados y hasta apreciados por primera vez.

De hecho, la gente de edad avanzada tiene una especial habilidad para llevar el amor y el sexo hacia nuevos niveles de desarrollo, debido precisamente a que son viejos. Desarrollan percepciones que están conectadas con el sentido único de haber vivido mucho tiempo .Ahora cuenta el momento actual. Si la creciente conciencia sobre la brevedad de la vida lo lleva a aceptar su propia mortalidad en una forma sana y madura, sin seguir negándola, encontrará que usted ya no vive más incauta o descuidadamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

La ¨elementalidad¨, el goce de las cosas elementales, puede precisamente desarrollarse en las personas de edad, pues ellas tienen una conciencia más aguda de que la vida es corta. Ellas nos dicen que comienzan a ser expertos en separar lo importante de lo trivial.

La vejez saludable es a menudo la ocasión para gozar más de todos los sentidos: colores, paisajes, sonidos, olores, tacto.

La gente de edad tiene tiempo para el amor, las relaciones sociales  y personales se cuentan entre los placeres de la vida que son gratuitos. También cuenta la experiencia, mucha gente aprende con ella.

La experimentación y el aprendizaje son posibles a lo largo de todo el ciclo de  la vida, y esto también es real para el sexo y el amor.

Quizás solo en los últimos años , la vida con sus diversas posibilidades puede tener la oportunidad de moldearse en algo que se aproxima a la obra de arte humana. Y quizás solo en ese tramo de la vida, cuando la personalidad alcanza las etapas finales de su desarrollo, pueden el acto amoroso y el sexo lograr su mayor desarrollo posible.

El sexo no existe meramente después de los sesenta: conserva la posibilidad de crecer como jamás lo hizo. Puede ser alegre y creativo, sano, y causa de salud. Une a los seres humanos con una afirmación de amor.

Libro ¨El sexo después de los 60¨,del Dr Robert Butler y Myrna Lewis.

Conclusiones:

Es un libro antiguo, pero que introduce un concepto interesante, el del segundo lenguaje del sexo, me parece interesante pensar que acá lo expone como un lenguaje más propio de la vejez, pero qué interesante pensarlo para todas las edades, sino es como que al sexo le faltara una parte, le faltara música. Pensar al sexo como un arte y en disfrutarlo con los cinco sentidos es algo que debería aprenderse desde los primeros contactos sexuales.

Lic. Dolores Rueda

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